Hasta hace poco los investigadores eran acusados de ser ociosos, diletantes, poco competitivos. Hoy ese argumento ya no vale al lobo. La producción científica española,en ámbitos competitivos internacionales, es la novena mundial en extensión (duodécima si la cantidad se pondera con índices de calidad) a pesar de la relativamente baja inversión en ciencia en España, incluso antes de los dramáticos recortes recientes. Hoy el lobo admite que aquí se produce ciencia, pero está muy compungido, pobrecito, porque la producción es irrelevante al no favorecer la competitividad de nuestras empresas y no ser útil a “los mercados”.
En otros países se entiende que los gastos o inversiones en investigación, desarrollo e innovación de una empresa son esenciales para su competitividad presente y futura y, de otro lado, deben correr a cargo no de fondos públicos sino de ella misma, como lo hacen los gastos en, digamos, publicidad. Estas tesis no parecen estar admitidas entre nosotros. En 2007, antes de la crisis, las empresas españolas gastaron/invirtieron 10.000 millones de euros en I+D+i, frente a los 50.000 millones de las alemanas. Y eso que de los 10.000 millones más del 14% provenía de subvenciones con dinero público (el porcentaje en Alemania es del 4%). Las empresas japonesas, con un 1% de subvenciones públicas, dedican a I+D+i más de once veces lo que las nuestras,
¿Dar a empresas privadas los fondos públicos de investigación? | últimoCero
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